En esta oportunidad
acompañamos el comunicado escrito por nuestro Muy Respetable Gran Maestre,
el Dr. Nicolás Orlando Breglia, titulado “Una Gran Oportunidad”
Una gran oportunidad
La Masonería como tal es un espacio neutral que acoge a personas
de diferentes pensamientos, creencias religiosas e ideologías democráticas. En su interacción y según su método de trabajo, identifica
primero los puntos de acuerdo y toma el disenso como la parte residual de las
ideas puestas a consideración.
La Masonería Argentina practica este método desde su fundación,
hace 157 años. Uno de sus ejemplos más conocidos es la denominada “Tenida de la
Unidad Nacional” celebrada entre las batallas de Cepeda y Pavón que permitió el
entendimiento y abrazo fraterno de Bartolomé Mitre, Justo José de Urquiza,
Santiago Derqui, Domingo F. Sarmiento y Juan Andrés Gelly Obes, unitarios
y federales. Después de esa “Tenida” y entre otras novedades, la provincia de
Buenos Aires regresó al seno de la Confederación Argentina y se dio el perfil
definitivo de nuestro país.
No fueron los únicos sucesos en los que la discreta colaboración
de la Masonería habilitó caminos de entendimiento y concordia.
Varias situaciones de la actualidad nacional e internacional
pueden contar con la experiencia y el desinterés de sector que ofrece la
Masonería. En palabras de Zygmunt Bauman la humanidad vive una
etapa de “realidad líquida” en la cual se terminó un tiempo histórico pero aún
no llegó o se instaló el tiempo que debe sucederlo. Estamos en una suerte de
tiempo de nadie.
El reconocido historiador Eric Hobsbawm y otras corrientes
historiográficas coinciden en señalar que el siglo XX fue un “siglo corto” que
en verdad comenzó con la Primera Guerra Mundial y concluyó con la caída del
Muro de Berlín. Dos grandes conflagraciones con millones de víctimas devastaron
Europa y fueron necesarios el Plan Marshall y la creación del “estado de
bienestar” para cicatrizar heridas tan profundas.
Ninguna de esas novedades está presente en nuestra época en
tanto el rol de la mujer ha evolucionado de manera intensa y ocupa puestos
destacados en todo tipo de trabajos y en la academia. Su papel de madre y
esposa ha experimentado el cambio que deriva de ese ansiado crecimiento.
Los modelos sociales conocidos durante siglos ya no existen. La
fertilidad asistida, la progresiva admisión de matrimonios del mismo sexo y los
sistemas de adopción también nos indican que nuestra realidad fluye y que
todavía no se ha detenido en un puerto seguro y duradero.
Este somero cuadro de situación, que no agota ni de cerca una
enumeración más amplia y detallada, nos señala que en Argentina y en el mundo
vivimos según nuestra maneras y costumbres en un concepto de incertidumbre que, entre otros efectos, pone en crisis a
las instituciones, entre ellas los partidos políticos y el criterio de
representación popular.
Necesitamos encontrar nuevas definiciones para los nuevos problemas, debemos
intensificar y ampliar el debate.
Por diferentes motivos, varios de los cuales alimentan la
crónica periodística cotidiana, nuestra sociedad y nosotros como individuos
afrontamos situaciones que muchas veces estallan en angustia. Las recetas
tradicionales están superadas por el tiempo, por ejemplo aquella adscripción política partidaria que nos llegaba como ajuar del
nacimiento y nos acompañaba durante toda la vida. Hoy vivimos con una independencia
mental y funcional de límites desconocidos cuyas contrapartidas son las
zozobras y la inseguridad.
El cuadro descripto y los tiempos electorales que se avecinan
abren un espacio muy interesante en nuestro país. Así como en otros momentos la
Masonería Argentina colaboró en el dictado de leyes que
ayudaron a descomprimir el clima social (Ley Sáenz Peña, por ejemplo), hoy
se propone como ámbito neutral carente de ambiciones sectoriales para que los
partidos políticos y sus dirigentes ahonden en la intensificación de la
democracia, la libertad y el laicismo. Son tres ámbitos en los que algunos acuerdos están a la
mano, pueden destrabar los análisis y alumbrar las coincidencias para que el
sistema educativo responda a las características y las necesidades de nuestro
tiempo. En educación y en otros temas, los progresos del siglo XIX nos
permitieron el transcurso del siglo XX, con momentos de mayor y de menor éxito,
pero esos efectos están agotados.
Más república, más democracia y más educación serán los argumentos
que contengan al argentino del siglo XXI y lo representen.
Siempre amanece, solo hay que descubrir con alegría los rayos
iniciales que asoman por el oriente.
Nicolás Orlando Breglia
Gran Maestre