Desde
antaño el festejo universal que todos los Masones del mundo celebran al mismo
tiempo es el de las fiestas de San Juan Bautista y de San Juan Evangelista,
patronos de la Masonería, celebrados ritualmente en los solsticios de invierno
y de verano (21 de junio y 21 de diciembre en nuestro hemisferio sur), siguiendo la
tradición del ciclo solar. Son
dos fiestas solemnes, y en ambas ocasiones celebran los masones, desde 1717 (año del nacimiento de la
Masonería moderna), indefectiblemente,
ágapes rituales de fraternidad.
En
esta oportunidad, y con motivo de esta celebración, compartimos el trabajo “LOS DIOSES SOLARES”, realizado por un
miembro de nuestro Taller, en donde se refleja la impronta de nuestro grupo, y el
espíritu de la búsqueda de conocimiento propio de la Masonería.
"Los
Dioses Solares"
En la cena ritual
donde se celebra la llegada del solsticio de Diciembre, los masones nos reunimos para rendirle tributo al Sol, el
astro más querido y temido por el hombre.
Fuente de luz,
calor y vida en este planeta, además de orientarnos tanto temporal como
espacialmente.
Temporal, porque
nos indica el día en todas sus fases (mañana, mediodía, tarde) y la noche al
faltar su luz.
Nos indica la
época o estación del año de acuerdo a su cercanía o lejanía con el hemisferio
donde vivimos.
Y espacial porque
nos orienta en los puntos cardinales. Nuestra estrella sale por el Oriente (nos
orienta), que es donde se sitúa el venerable maestro de la logia.
Y se pone en el
Poniente u Occidente, lugar donde nos retiramos cuando finaliza nuestro ritual.
Sin embargo, no
sólo orienta al hombre, también lo hace con las plantas, indicándole cuando
deben florecer o cuando deben perder sus hojas y con los animales, cuando deben
hibernar o acumular el alimento.
O sea que no sólo
nos da lo necesario para vivir, sino también nos guía, no sólo es el Cristo o
Salvador, también es el Avatar, el Elegido.
Y así lo vio el hombre antiguo que le concede al sol un poder absoluto, tanto como sustento vital, así como fuente
espiritual; y todos sus cambios (etapas en el día, estaciones, eclipses) eran
venerados o temidos. Por ello, termina proclamándolo su Dios.
Este Dios además
de ciclar continuamente saliendo por el
Este y ocultándose por el Oeste, se corre todos los días un poquito
hacia el norte o Trópico de Cáncer o hacia el Sur o Trópico de Capricornio.
En la corrida
hacia un Trópico u otro, va formando un arco imaginario en la bóveda celeste,
llamado eclíptica, denominándose así porque los eclipses tienen lugar
solamente cuando la Luna se encuentra en esta trayectoria o cerca de ella.
La eclíptica, con su centro en el Ecuador celeste, se
inclina 23º y ½ hacia el norte
o Trópico de Cáncer y 23º y ½ hacia el Sur o Trópico de Capricornio, formando
un arco de 47º.
La misma cantidad
de grados (23 y ½), es el ángulo que forman el eje terrestre con la órbita
terrestre, quedando en junio el polo norte más cerca del sol que el polo sur, y
todo lo contrario en el mes de diciembre, épocas cuando la tierra llega a las
puntas de esa órbita elíptica.
Si a la órbita
elíptica, la podríamos dividir en 2 arcos, unidos por 2 puntas, girando en
contra de las agujas del reloj, podríamos decir que de junio a diciembre
coincide con el arco que va de hora 12 a hora 6, y que en nuestro mundo se
traduce como la eclíptica que va de norte a sur; y de diciembre a junio, el
arco de hora 6 a hora 12, donde se ve que la
eclíptica va de sur a norte.
En junio y en
Diciembre, momento en que la tierra pasa por las puntas imaginarias de esa órbita elíptica, el
sol parecería quedarse estático en uno de los bordes de la eclíptica por 3
días. Esto es lo que denominamos solstitium (o sea sol estático o sol quieto)
Y el hombre primitivo,
ve que los días se van acortando, y piensa que puede llegar el momento en que
la luz desaparezca totalmente. Pero llega el solsticio de invierno y después
del tercer día la estrella de luz resucita, como el ave Fénix. Este momento fue
tomado como el nacimiento del Dios Solar, que en el Hemisferio Norte
corresponde entre el 20 al 25 de diciembre.
Es así que dioses
como Horus y Osiris en Egipto, Baco/Dionisio y Apolo en Roma y Grecia, Mitra y
Zoroastro en Persia, Buda y Krishna en India y China, Attis en Phyrigia, Frey y Baldur en Germania y Escandinavia nacen por estas fechas.
Otras
coincidencias podemos encontrar en los distintos dioses solares.
Los partos virginales se han repetido
constantemente en la historia milenaria del mito solar. Para Roizton Pike, (historiador de religiones) el
solsticio de invierno es el parto de la reina de los cielos, la virgen
celestial que da a luz a su hijo, el Dios Solar (Isis –Meri a Horus, Devaki a
Krishna, Neith a Osiris, Nana a Attis).
Quetzalcoatl, creador
del segundo sol de los aztecas también nació de una virgen.
En las murallas del
templo de Luxor, hay imágenes de la anunciación, la inmaculada concepción y el
nacimiento de Horus. Aquí Thaw anuncia a Isis que concebirá a Horus, luego Nef, el
Fantasma Sagrado, impregna a la virgen, y se produce el nacimiento inmaculado.
El nacimiento del hijo
de Dios o Dios encarnado se produce a través del principio Femenino o manifiesto,
o sea la Materia, y el Principio Masculino
o inmanifiesto, el Espíritu, y el Hijo representa al Verbo o Logos en Acción.
Sería la unión del
cielo con la tierra, la vertical que viene del cielo, y se junta con el
horizonte terrestre, representado por la cruz.
En el solsticio de
invierno en el hemisferio norte, el sol deja de moverse hacia el sur, al menos
perceptiblemente, durante tres días. Durante esa pausa, el Sol permanece en la
vecindad de la Cruz del Sur.
Sin embargo, la resurrección del Sol no se
celebra hasta el equinoccio de primavera (época de Pascua). Esto es porque en esa
época el día comienza a ser más largo que la noche (la luz vence a las
tinieblas).
Una estrella en Oriente, anuncia su
nacimiento. Esa estrella es Sirio, la
estrella más brillante del cielo nocturno que, el 24 de Diciembre, se alinea
con otras tres estrellas en el cinturón de Orión.
Se dice que el conocimiento de los
MISTERIOS SOLSTICIALES, data de unos
10000 años, aunque Platón decía que esto era conocido desde un tiempo muchísimo
anterior.
Los solsticios
tanto de invierno como de verano fueron celebrados por casi todos los pueblos
de la humanidad.
Estas etapas
fueron vistas por algunos pueblos como puertas que comunicaban los dioses con
los seres de esta tierra. Entre algunos ejemplos están los griegos a través de
la caverna cósmica con 2 puertas: la de los hombres y la de los dioses, Jano
entre los romanos con 2 caras (el presente y el futuro), esto último fue representado
en el cristianismo por la fiesta de los 2 San Juanes (Bautista y Evangelista) y
los hindúes con el pítr-yâna o período
ascendente y el deva-yâna o período descendente.
Casi todos los
pueblos del mundo que existen o existieron tienen alguna fiesta relacionada con
los solsticios:
Navidad y las
fiestas de los San Juanes en el
cristianismo, Jánuca o la fiesta de las luces celebrada a mediados de diciembre
entre los judíos, los saturnales del 17 al 24 de diciembre y el nacimiento del sol invicto en Roma (el
25), el Yule o Baldurstag (Dia
de Baldur) entre los europeos del Norte, la fiesta anual del fuego por los
druidas, el Makara Sankranti
en la India.
Y a pesar de estar
separados por el Océano Atlántico los indígenas americanos también adoraban al
sol y festejaban los solsticios desde tiempos ancestrales como el We Xipantu de
los mapuches, El Inti –Raymi en el solsticio de invierno y el
Capac-Raymi en verano de los Incas y quechuas, la fiesta patronal de Chichicastenango celebrando el
nacimiento del sol por los Mayas, y los Aztecas con sus 5 soles. Los indígenas Norteamericanos siguen hoy celebrando ambos
solsticios entre hogueras y danzas solares.
Es interesante
observar como todos los pueblos esparcidos por el mundo y en todos los tiempos
han adorado a dioses solares, con diferentes matices, pero también con
semejantes coincidencias.
Tenemos aquí un
ejemplo de la multiplicidad virtual donde parecería que existen diversidad de
creencias, llegando a la conclusión que todos creen en una unidad real. El Dios
solar
La Masonería es
una sociedad donde reúne gente de libre pensamiento y con diferentes formas de
pensar, y a través de esas diferencias, encontramos las coincidencias.
Por eso, más allá de las diferentes formaciones de los Masonería sea racional, filosófica,
esotérica, astrológica ó mística, todos nos reunimos en un mismo ritual, en un
ágape donde el G. A.D.U. es el Sol, y donde compartimos el pan y el vino
como en las celebraciones de Attis y de Mitra.
Hoy nuevamente volvemos a reunirnos para celebrar
un nuevo solsticio, al igual que muchas otras sociedades de este mundo.
Nosotros,
a diferencia de los demás, tratamos de buscar esas coincidencias con las cuales
podamos realizar uno de nuestros ideales esenciales, la fraternidad de los
pueblos.